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domingo, 25 de abril de 2010

Maya Zapata no descarta más desnudos

La primera vez que Maya Zapata apareció desnuda en pantalla fue cuando tenía 6 años. Sucedió durante una pequeña participación en Gringo viejo, al lado de las estrellas hollywoodenses Gregory Peck y Jane Fonda.

Ya en su adolescencia cautivó con su aire infantil en De la calle (película por la que ganó un Ariel como Mejor actriz en 2002); se convirtió en una provocativa colegiala en Sexo, amor y otras perversiones; hizo el amor en el interior de un ataúd en Morirse en domingo y sedujo a un chavo en Dos abrazos.

Sin embargo, jamás había descubierto su lado cachondo -dice a KIOSKO la actriz de 28 años- hasta que llegó a su vida la serie Ellas son... la alegría del hogar, donde interpreta a una empleada doméstica y cuya primera temporada concluye esta noche.

Su personaje de Adela siempre porta vestiditos, luce unos tentadores labios rojos y los hombres caen rendidos ante su atractivo. “Aprendí mucho de la sensualidad femenina, de cómo la podemos sacar. ¡Creo que ya soy más cachonda!”, dice.

La serie producida por Eugenio Derbez también representó el reingreso de Zapata a Televisa, donde inició su carrera en el programa infantil Súper ondas.

Aunque Ellas son… la alegría del hogar termina temporada, Maya continuará vigente en la pantalla chica a través de la serie Soy tu fan que inicia el 28 de abril por OnceTV.



Cuando prestaste tu voz a una diosa sensual en la película Nikté muchos querían que les hablaras al oído, ¿te gusta ser así?

¡Mucho, pero mejor ahí la dejamos!



¿Qué le diría la Maya de hoy a la pequeña Maya de seis años tenía pena de que le vieran, como dices, sus nalguitas?

Le díría: “¡No te imaginas las encueradas que te faltan!”



¿Televisa es llegar a la boca del lobo?

Yo no me sentí así, para nada. De hecho creo que salía de la boca del lobo (Azteca), que era una cosa más complicada de lo que imaginé. Y cuando me salí dio la casualidad de que a los actores que trabajaban en la serie Lo que callamos las mujeres les extendieron un contrato de exclusividad de cinco años, con el que no pueden trabajar en otros lugares, lo cual me parece una situación de abuso. Mi relación con Televisa sólo es por ahora, por este proyecto. Y sentí que caí en blandito con la producción encabezada por Eugenio Derbez, con mis compañeras (Zaide Silvia Gutiérrez, Danny Perea y Vanesa Bauche), quienes son muy buenas y nada divas.

¿Aceptarías una telenovela?

Ahora no estoy cerrada a nada, pero sigo con el mismo cuidado para escoger mis proyectos, como siempre. Una de mis banderas es romper prejuicios, nunca he hecho telenovelas porque no he leído una para sentirme cómoda y porque tienen una serie de cosas que no me gustan, pero creo que podría hacer una buena búsqueda en este momento.



¿Hacer una empleada doméstica no era un riesgo de caer en un estereotipo?

Una de las cosas que me gustó fue ver que precisamente era una empleada doméstica, protagonista, pero sin estereotipo. Ver lo divertidas que son, de que a pesar de todo lo que les pasa siguen siendo mujeres, que se divierten con las cosas sencillas y su importancia en la familia. Nunca había interpretado a una empleada doméstica, es fácil estigmatizarlas por el color de la piel y caer en ese juego, aquí el reto era no hacerlo de esta forma.



¿Alguien te ayuda en la casa?

¡Sí, y es una divina! Se llama Gaby. Es una mujer más grande que yo y me cuida, me consiente. Para mí es muy importante entregarle mi casa con confianza. Más allá de la relación económica, hay una convivencia de entrega mutua y amor. Son afectos que entregas y recibes cuando alguien así llega a la familia.



¿Tomaste algo de ella para tu personaje?

Por supuesto, muchas cosas de ella y otras que han estado conmigo, como el respeto al trabajo, a cómo se van metiendo en la vida de uno hasta convertirse en alguien cercano.



¿Qué te ha dicho Gaby de la serie?

Que está muy divertida y le gusta mucho, ¡y eso está bien!



Más le vale decir eso, ¿o no?

(Risas) ¡Sí!





¿Y en la calle se te han acercado personas dedicadas al empleo doméstico?

No hasta el momento, lo más curioso es que quienes se me acercan no se refieren a los personajes de la serie como empleadas domésticas, sino como mujeres. Es decir, eso no es un tema, sólo disfrutan el entretenimiento.



¿Qué pasó con tu SPA en la Condesa?

Lo terminé vendiendo, no podía con tanto que tengo que hacer, era demasiada energía y no soy una súper mujer (risas).



¿Qué sigue en tu carrera después de “Ellas son… la alegría del hogar”?

Me voy a Perú a hacer una película de la que no puedo hablar todavía y luego viajo a Chile a tomar un taller de guión. Estoy haciendo cosas en conjunto con Rodrigo Ortúzar, director de All inclusive. Vamos a ver cómo se va dando. Al teatro lo voy a dejar reposar.

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