Ratas con daños severos en la médula espinal y parálisis severa han comenzado a caminar y correr gracias a una novedosa técnica desarrollada por investigadores suizos que ahora genera esperanza para que sea escalada y llevada al tratamiento en humanos.
Escuela Politécnica Federal de Lausanne y titular del trabajo, explicó en entrevista electrónica que es posible realizar nuevamente conexiones en la médula espinal con su inteligencia innata y capacidad regenerativa.
"Luego de un par de semanas con neurorehabilitación en combinación con un arnés robótico y estimulación electroquímica, nuestras ratas no sólo han reiniciado un caminado voluntario a pie, sino que han comenzado pronto a subir escaleras y librar obstáculos", explicó Courtine, quien también es titular de la Fundación Internacional de Paraplejía (IRP, por sus siglas en inglés).
"Aún no sabemos si podemos implementar una técnica de rehabilitación similar en humanos, pero observamos el crecimiento nervioso para mejorar los métodos de tratar la parálisis".
El trabajo inició hace cinco años en la Universidad de Zurich con el propósito de comprender el sistema nervioso central, pues el cerebro y la médula espinal pueden adaptarse y recobrarse de forma moderada de algún daño, una cualidad llamada neuroplasticidad.
Pero hasta ahora, la médula espinal expresa muy poca plasticidad luego de un daño severo y recuperar el movimiento era imposible, por lo que el trabajo de Courtine prueba que, bajo ciertas condiciones, dicha plasticidad puede ser recuperada pero sólo si la médula espinal latente es despertada.
Para hacer esto, el investigador inyectó una solución química de monoamina a las ratas, químico que estimuló la respuesta celular mediante la unión de dopamina, adrenalina y receptores de serotonina, localizadas en las neuronas espinales.
Este coctail reemplaza a los neurotransmisores liberados por el tronco cerebral en los sujetos sanos y actúa como un excitador neuronal que le permite coordinar movimientos precisos en la parte baja del cuerpo.
Después de unos 10 minutos de la inyección, el equipo de Courtine comenzó a estimular la médula espinal con electrodos implantados en el canal espinal, específicamente en el espacio epidural.
Dichos estímulos enviaban señales eléctricas y constantes a través de las fibras nerviosas a las ya excitadas neuronas que controlan el movimiento de las piernas.
El siguiente paso fue iniciar el movimiento.
Para ello, el investigador utilizó un sistema robótico que daba soporte a los sujetos y que sólo funcionaba cuando estos perdían su balance, ofreciéndoles la impresión de tener una columna saludable.
"Lo que podría ser llamado fuerza de voluntad, se tradujo en un incremento de cuatro veces las fibras nerviosas en el cerebro y la columna, algo que prueba el enorme potencial de neuroplasticidad aún cuando existen daños severos en la columna", añadió el especialista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario